CID








Mente obtusa.
Ese color absorbe mis lluvias saladas con aroma a otoñal, despercude la amnesia producida en la tierra. El agua desprende las moléculas del tejido cardíaco, mezclándose con lo rojo que sale por las cañerías internas de mi ciudad. Tan deslumbrante la figura que opaca mi ser y se mueve por las calles del tacto, disfrazada con ese tinte que perturba mis fosas nasales. Agonía vuelta carne mancha el semblante del alcalde llamado “desgracia” por su progenitora, malcriado por su ser. Él solo quiere reconocer su cruel destino, el charcal de tristeza dantesca expuesta por el crepúsculo de sus párpados y el sepulcro de su vida. 

Cristian Cisneros

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