Elena de Troya






Laguna

Ondas líquidas
chocan contra las murallas
de la piel desnuda.

Trafican por el aire
helicópteros  de colores
cuajando en sus ojos
el ritmo orgásmico
del  agua dulce.

Surge  la cúpula
de una iglesia clandestina
para adorarte.

En la costa, vibran  piedras ligeras,
y evocan con sus ritos
partos humeantes y lejanos.

Existirá en un tiempo cerrado
aquel beso transgresor
y así como comenzó,
acechando,
morirá de forma abrupta
diluido en el agua.

Luisa Elena Estrada

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