Miguel
Te vas yendo,
donde las manos no te
alcanzan,
ni las guerras
estrechan tu salida,
y la luz divina
siempre marchita
ilumina zanjas
oscuras del alma.
Si hay alguien que
por inhumano aceche
y si existe algún
horizonte,
¿quien ha de tener
una bandera,
y la sacuda al
viento,
donde las esperanzas
deslicen
y vuelen al aire
libre?
¿Quiénes? con
pulmones puros,
soplen gloria
ensangrentada.
¿No existe algún
valiente que alce su mano?
Si hay,
juventud con pensares
de niños
Si hay,
algún solitario que
descanse en alguna sombra,
¡Todo se sabrá!
Si nos comprimiéramos
la conciencia,
y escogiéramos
nuestro destino,
y el calor de la fe
fuera
escudo para nuestra
libertad,
cuando la muerte nos
encuentre con una bala perdida,
y el final lo espere
el pez, tumba con su boca abierta,
si aun reluciera la claridad
y encendiera cada rincón,
todos nos amaramos
hasta que ese fin
llegue.
Miguel Correa
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