Escritores, historiadores y orgullosos oligarcas
Escritores, historiadores y
orgullosos oligarcas
Hace cierto tiempo se
desato una discusión en el mundo intelectual de Nicaragua, básicamente porque a
los intelectuales identificados con el
Sandinismo les dio por llamar al excelso escrito y poeta PAC, el
intelectual de la Oligarquía.
Hay un viejo y sabio
refrán que dice que " cuando el río suena. piedras trae" y es que aun
con todo y que uno, como persona estudiada y "preparada" como suelen decir nuestros humildes padres,
admire, idolatre y hasta retenga ciertas influencias de estilo y forma de las producciones
literarias de estos "ilustres intelectuales", existen verdades y evidencias tan visibles,
tan perceptibles, sobre su fidelidad y perenne muestras de admiración y
gratitud a su casta, que a una no le queda más remedio que reaccionar, y
descubrir el ligero velo de piel de cebolla que recubre las historias, cuentos,
poemas, ensayos, y todo, absolutamente todo lo que producen, deja ver dentro
suyo, porque esta historias, aun contadas con espectacular maestría, nunca
niegan sus orígenes.
Todo los domingos suelo
leer la página histórica del Nuevo Diario, a cargo del notable y camaleónico intelectual
Jorge Eduardo Arellano, peculiar personaje que siempre, pero siempre, siempre, logra colocar a su castísima familia como
personajes omniscientes de los principales momentos históricos, que desde la
llegada de los primeros barbados, se escriben
en Nicaragua, a puño y letra de los descendientes de aquellos cuestionados
oligarcas.
Solo quien no haya leído
nada sobre la epopeya provocada tras la llegada de los primeros “piratas” y
aventureros, caza fortunas y renegados de la justicia de sus países, a las costas del caribe de Nicaragua allá por
1849, con su avanzadillas de pastores Moravos, cuya misión primordial era, fue
y sigue siendo, expulsar de por vida los demonios que aún viven en la memoria colectiva de las
ancestrales pueblos Mayangnas y Miskitos, con el único fin de cambiarles espejos y peines por caucho, oro,
maderas preciosas y cuanta riqueza pudieron explotar durante siglos en aquella fértil
región de Nicaragua. Cito:
“….Diecinueve años después de la fundación oficial (se refiere a la fundación
de Bilwi) se aparecían mis padres en
Cabezas, como denominaban los costeños al centro explotador y exportador de
maderas y bananos, transformado en “ciudad”. Él de 30 y ella de 27….” ( hablando sobre sus padres)
Ah! Jorge Eduardo
Arellano, ya podrá usted decirme, contar y convertir en la más maravillosa de
las fábulas que algún día escritor haya plasmado sobre papel, mas jamás lograra camuflar tras sus
extraordinarias narraciones y calificativos rebuscados en el más antiguo
diccionario de arcaísmos de la RAE, la tragedia, la estela de muerte, desolación,
exterminio, guerra y destrucción que dejaron sus antepasados apoyados por las
leyes convenientes que apuraron a decretar los gobiernos de turno, allá por el
año 1924.
Menos mal que, como docente universitaria, mi obligación
es utilizar sus estudios, tan perfectamente diseñados, únicamente para
enseñar la forma y la estructura del discurso, y luego manejar el discurso para
generar debate entre mis alumnos, recomendando previamente, otra literatura menos apasionada, y más consecuente con la verdad y la objetividad que la
historia que enseñamos a las futuras generaciones, nos exige a quienes cargamos
sobre nuestras espaldas la honrosa tarea de enseñar a las nuevas generaciones.
Vicky Borge
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