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Yegua

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Madruga para ser sustento de  viejas tablas, láminas cancerosas, recorre adoquinados caminos calzada de hierro, espera la carga. El mediodía con su enardecido a cuestas, trinca bocados para un estómago papuloso, le falta el aire, una sensación incendiaria le pide parar. Su herida supurante recuerda el coyundazo en el lomo es embestida por encachimbados enjambres de moscas que luchan contra los motores El riguroso dictador acaba con sus fuerzas músculos colapsados, indefensa, galopa hasta cerrar los ojos Mario Gabriel Solórzano Gómez

Editorial Revista Karebarro Voces Migratorias, Ideogramas Urbanos

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Llorar, aullar, perdernos en el tránsito y conjugarnos como música o dioses aglutinados reclamando el derecho de ciudad, derecho que el pavimento nos ha arrebatado y despojado del olor exquisito a tierra mojada. La lluvia arando nuestros pómulos porque deseamos  humedecer la tierra con nuestros puños, amor y sangre. Esos puños subversivos son nuestro obsequio a la sociedad que está cansada del oro, el incienso y la mirra; obsequios que son el extracto más puro de la benevolencia que intentamos digerir cada día.  En cada esquina citadina conviven calles, bullicio y caos, palpitan corazones rebosantes de metáforas, anáforas elípticas, aliteraciones, hipérbaton de frases y palabras adaptadas al cambio climático, a la suciedad y el hedor de los callejones; ahí sobreviven mutando los habitantes de mega ciudades contaminadas. Estas son, ni más ni menos, la esencia de todas las voces que gritan dentro de un circuito atestado de cables, ruidos, sabores y el olor  del PH mutante de e

Turista

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Lustraba zapatos en los mercados de Managua, al terminar las jornadas tupía los ojos al escuchar murm ullos del viento. Había poemas de su niñez en el difuso aleteo de pájaros, algunas nubes sueltas arrastraban hojas   buscando niños muertos. El niño lustraba trocitos de culpa desperdigados sobre el cuero de los zapatos. Recolectó mariposas amarrillas a la hora del almuerzo. Al Terminar el día cerró los ojos para escuchar la canción del viento, el final se acercó con un silbido violento por parte del sol, la pequeña fortuna ganada vibró de miedo en su bolsa. Era el sustento de su madre para la comida del día. El niño cerró los ojos al escuchar un segundo silbido, cantaba la inopia de una madre quebrantada, una familia rural imperceptible ante un padre muerto. Cuando finalizó el canto, el sol se hizo pequeño y lo aplastó. María Fernanda López González

Fernanda

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Minecraft. Papel mojado, que cubre el cartón Junta las letras y lee palabras Precisa acentos, comas y puntos Todo es cartón El sol es de cartón La fauna es de cartón y La ciudad es un derivado del cartón Junta prostitutas, asesinos, violadores E incluso, grandes cristianos Tendrás lo mismo Personas de cartón. Personas que esperan Que la ciudad de cartón Ni se queme ni se inunde ¡Claro! Quien quiere vivir Con las sobras del ecosistema En una diarreica ciudad de cartón. Fernanda Lopez

Elena de Troya

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Managua, ¿Estás ahí? Luisa Elena Estrada Espinosa La noche permuta en comparsa de luces. Son apenas las 11. Burdeles, cantinas, mordiscos, varices, perfumes, humo y fetiches, todo en un collage en sepia, el único color que conocen los faroles en la calle. El llanto del cadejo me ha traído de regreso de mi ensimismamiento, se ha quedado sin trabajo. Lame los pies de los pirucas en la calle en un intento vano de saber si todavía el hombre existe, o es un mito que se ha perdido entre los basureros de los barrios. El neón golpea los ojos de la Cegua, camina distraída, los carros no respetan aquel par de piernas blancas, que rozan apenas el concreto comprimido que reemplazó los caminos de tierra, ahora es ella la que camina alelada , secuelas de su consumo frecuente . ¡Aún es larga la noche! Le grita el proxeneta, y ten es una cuota que pagar. La eterna navidad de Managua me fastidia, trato de escapar de los árboles metálicos y las casitas a escala en las rotondas. Se filtran

Miguel Corea

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Laberinto ¡Dónde estas parodia del miedo! ¡Qué haces! ¿Por qué me intimidas? ¡No me odies! ¡Por qué no tengo la culpa de tu abandono! ¡No corras donde es incesante la voz que persigue tus nervios! ¡Has visto el árbol que provoca tu sombra! ¡No lo sabes! ¡Acaso no te das cuenta, que depende de las manos que te botan y te recogen! ¡Has fragmentado tu tentación! Los  tiempos maldicen tu espanto, rechinan en  tu montura las cuerdas. Las hojarascas sangran, la marcha es  inmensa, ¿por qué no descansas en la espesura de la noche? ¿por qué no invocas en  tu inframundo letras diabólicas, un poco de paz? ¡Quédate un Segundo Convertido en laberintos  y espinas atrapados en  tus sueños¡ ¡No huyas donde el monte es sutil  y aguerrido como un lobo¡ No respondas a las muertes, cuando te hablen, márchate y corta los insomnios escalofriantes de tus risas, siempre te esperaré. Cuando los campanarios reúnan, la revolución d

Alba

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Conquistadas Me invitó a amar, me desnudás en las madrugadas y me habló de lo bonito. Se fue sin avisar, me dejó volando sola en Xiloa, como la típica novia de Tola. Caminé hacia la tribu, lo evoqué en mis memorias, se unieron a mi despecho y no pude evitar llorarle. Pensé en regalarle diademas y plumas, pero mis ojos le ofrecieron lágrimas para obsequiarle una laguna. Todo fue en vano. Fue, vino, se robó el oro del cacique y me dejo preñada. Sí, eso soy, una mocuana preñada del burgués que se metió en mi cama. Las mestizas, cargamos la eterna condena de ser conquistadas, ultrajadas y abandonadas. Al parecer siempre seremos las novias de Tola.     Alba Nohelia Ortiz Aragon