Vicky
A Sarai,
pequeño cumulo infinito de quimeras femeninas
Cisne Negro- Zanàta
Color de estigma, sabor a nada, tiempos de pena,
olor a gloria. Merodean fantasmas sus contornos transformados en pendientes
finitas de nostalgias pasadas. Ruborizas al tiempo de la nada, Odile- Odete,
defendiendo su Yin- ya sin Yan.
Viene a explicar la Zanàta como
es que logra apaciguar sus demonios en este valle de hieles vespertinas. Refugia
sus manos con descaro entre esas piernas congeladas en arena movediza.El mes pasado, poco antes de
la víspera de su periodo inconstante, justificó
su malhumor asilando sus labios carnosos en bananos de supermercado
marca “Chiquita”. Demasiada la presión que recorre esos glúteos sostenidos solo
por su escasa feminidad. Llora, grita y descarga su furia contra todas sin
arroba.
Desquita su rabia contra ellas,
las perfectas imperfectas, ¡descaradas! las que imitan su sonrisa falsa a Mona liza. Sale a contar al mundo su verdad, Odile. Quita la máscara
a su sonrisa de anuncio sin crema dental, y queda descubierta una caspa de
frijol negro entre sus dientes.
Despunta sus alas de mujer
de polvo. Rasga sus plumas azul-oscuro-intenso, y muestra sus vísceras
descontaminadas. Descubre al mundo la abismal diferencia entre un cielo sin estrellas y su hermoso plumaje negro que
la cubre de los rayos ultravioleta de forma gratuita. Lleva a todos a su infierno-cielo. Tongonea sus caderas a
ritmo de palo de mayo, baila, ondula, ovula Mayaya.
Se levanta el cisne blanco,
Odet. Agita suavemente sus alas de utilería, sosteniendo a media punta un
cadencioso pass- de -bure. Gira y gira
en su caja de música. Lleva sus brazos a quinta,
prepara un sutil salto, y sustenta con virtual movimiento sus mentiras.
Mira con terror sus pupilas,
mientras aguarda los brazos inseguros
del amado – amante. Observa el fondo del espejo en fuente ovejuna sobre una luna eclipsada de apocalipsis que refleja
en el fondo su verdadera imagen. No llora más Odile; Odete no
es más que ciencia sin ficción, guiñol. Una
sarta de insomnios mortificando sus sueños eróticos. Los sueños de Odete, pesadillas
dantescas; los suyos, cual Juana de arco,
son sueños mojados, deliciosos.
Descargá feroz tu orgasmo en
este universo hipócrita, Zanàte,
hermosura matutina destellá en vos misma, y en el fondo de tu espejo interior
que fulgura en traslúcido tu espíritu nómada,
indomable.
Vicky
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